viernes, 1 de febrero de 2019

La maldición de la semilla de Girasol


Día 1
Escopeta

Isabella era una mujer devota solía ir a misa cada semana, tenía arraigada la idea que Dios amaba más a los hombres que sufrían, que sabían que era el dolor, y así maduro, era severa hasta con ella misma, retorcidamente desde que era joven se flagelaba la espalda con azotes hasta sangrar y sentir lo que ella llamaba como pureza con libertad. Así se caso con un hombre que la liberaba cada noche, moliéndola a golpes, un ahorro de esfuerzo.
Cuando sepultó a su esposo y padre de sus tres hijos ella vislumbró tres cuervos gordos sobre la tumba aún fresca, era algo claro, un mensaje divino para advertirle que sus hijos algún día desafiarían lo que tanto le ha costado inculcarles.

Los tres hermanos ya eran hombres, el mas chico con 20 años, Daniel, el hijo de en medio Bruno con 23 y el mayor Álvaro con 26, por supuesto su educación fue austera y exigente, sin embargo los tres se diferenciaban por sus personalidades.

Daniel creció bajo la sombra de su abuelo, padre de su madre, solo porque en su cabeza tenía la misma marca que parecía la cicatriz de guerra que poseía el hombre, una bala de rifle que se desvió en una batalla mientras estaba escondido tras las barricadas donde sus compañeros debatían su vida, siempre fue un cobarde y gracias a eso sobrevivió, y regreso a su hogar triunfante, galardonado con su estrella al valor y así su familia le creyó todas sus hazañas inventadas. Daniel sin embargo al estar bajo una figura tan varonil era de carácter ácido y taciturno, de pocas palabras y presumido.

Bruno en contraste al ser el de en medio a veces lo trataban como grande cuando tenía que trabajar, y otras veces como pequeño para dejarlo en la casa cuidando a su otro hermano, es el más sensible de los tres, siempre asustado, lloraba solitariamente en la puerta de su habitación escuchando como el gorila de su padre apaleaba a su madre todas las noches, rezando que después no le fuera a ocurrir dirigirse con él. Era piadoso pero incapaz de mantener a alguien a su lado, ni siquiera los animalitos que adoptaba a escondidas, todos y cada uno de ellos se moría después de 13 días a su lado, siempre era la misma cifra, eso lo marcó para siempre, los únicos que eran inmunes a su “condenación” era su familia, esto debido a algo muy sencillo, no les tenía ni el más mínimo aprecio a ninguno.

Álvaro, él era el mayor orgullo de su madre, era inteligente, considerado por todo el que lo conocía un hombre de letras y algunas prostitutas de la zona ya habían experimentado lo que su poético puño podía provocar. Para Isabella su hijo más devoto, sin misterios y un hombre legítimo.

Cuando los tres cuervos se le presentaron sobre la sepultura, supo que su vida terminaría pronto y quería estar segura de que sus enseñanzas se preservaran en el corazón y vida de sus hijos para siempre y que su legado continuaría bajo la gracia de Dios, así que un miércoles de ceniza fue la última en retirarse de la iglesia, le dijo al padre su preocupación, el padre como buen cristiano la hizo rezar 10 aves Marías y 10 padres nuestros, para que el Dios al que ella le rezaba pudiera escucharla y le diera la paz que ella buscaba.
Ella prometió que sus hijos siempre sufrirían, pidió entre gritos mentales que Dios les lanzaras su peores pruebas para que ella se asegurara que merecerían el reino de los cielos, le pidió con lagrimas todo el dolor que pudiera darles, porque estaba segura que sus hijos la soportarían y así la promesa de la vida eterna sería para ellos y sus familias sin ningún problema.

Al salir de la iglesia se persigno y ella sabía que sus plegarias habían sido escuchadas, pero, a pesar de todo su intranquilidad aún albergaba sus entrañas, ¿era fuerte la voluntad de sus hijos para no caer en tentación?, no iba a arriesgarse.
“El fin justifican los hechos” , se repitió todo el camino hasta llegar frente a la puerta de la que era conocida como la bruja del lugar, al abrir la puerta no le hizo preguntas, sonrió descaradamente y la dejo pasar. Isabella tenía solo una petición y ella era la única en quien podía pensar para cumplirla.  La bruja al escuchar su suplica no le cobró nada, ella le dijo que porque sabia que era mujer devota y que lo haría solo por la singularidad de su encargo.

QUE SUS HIJOS NO PUEDAN SUICIDARSE JAMÁS

Exactamente 10 días después de todo aquello Isabella dejó este mundo, con la esperanza de encontrar a su esposo y en un futuro reencontrar a sus hijos. Murió en un asalto, con tres apuñaladas en el pecho mientras se dirigía de misa hacia su casa. Al ser domingo no desearon hacer misa por su muerte sino hasta el día siguiente, y fue sepultada sobre su esposo que aun tenía las flores de velorio adornando su tumba. No se vio a ninguno de sus hijos derramar ninguna lagrima por ninguno de los dos.

Al día siguiente los tres ya solos en la casa, como si fuera parte de un encantamiento comenzaron a percibir sus primeras pruebas, un incendio termino con la mitad de su casa, quemando sus habitaciones dejándolos sin ropa ni pertenencias personales, decidieron separarse y encontrar camino cada quien por su lado; Y así fue.

Bruno lejos de la que había sido su casa le atribuyo la muerte de los animales a la escasez de recursos y de higiene al pueblo donde vivía, más confiado se caso con un joven mujer que tenía un carácter dulce y era desinteresada. De una familia acomodada se fue a vivir con ella en un poblado modesto donde podían hacer caridad sin ser juzgados por la alta sociedad, habían comprado una casa con tres habitaciones para sus hijos que planeaban tener y un patio grande para disfrutarlos.

Al año de su matrimonio su riqueza se estaba terminando y los negocios no iban del todo bien, aunque estaba felices porque esperaban a su primer bebe, sin embargo cuando ella cumplió la semana trece de su gestación se levanto con un dolor en el vientre apenas si podía caminar, sintió sus piernas mojadas y en la penumbra divisó los chorros de sangre que brotaban de su entrepierna.

Daniel, se quedo cerca de la que había sido su casa familiar, solo que en el pueblo vecino, también era conocido por su carácter así que lo hicieron capataz de la hacienda más grande de la localidad, el sabía que lo explotaban al tener un salario miserable por el arduo trabajo que debía de cumplir, pero para el todo era más digerible que lo que había vivido con sus padres. Al cumplir exactamente el año de su partida un caballo le cayó encima sobre la cadera, por lo que quedo sin piernas y despedido de la hacienda.

Álvaro se mudo a la universidad de la ciudad, deseaba terminar sus estudios, jamás fue a misa otra vez, el se declaró ateo desde que su madre murió, lo hizo porque ya no tenía miedo de decirlo, se dedico al estudio y se esforzaba por sus investigaciones. Con artículos publicados estaba a la par de los científicos contemporáneos de la época, poco a poco se hizo de prestigio y logro el respeto de muchos en el medio donde se desenvolvía. Se dedicaba a hacer estudios sociales y psicológicos, así conoció a una jovencita estudiante de la universidad que el estudiaba debido a que sus profesores referían tenia una personalidad extraña, algunas veces rompía en llanto a la mitad de las clases y en otras ocasiones rompía a carcajadas interrumpiendo las clases, el sospechaba que era un trastorno de esquizofrenia o posiblemente bipolaridad, el la cito en su oficina dentro de la misma universidad, dejaba la puerta abierta debido a que unos meses antes una estudiante deseaba seducirlo y lo descubrió un directivo de la universidad por lo que el hombre le pidió discreción pero los rumores siempre estuvieron alrededor de el por toda la universidad.
Un año después de separarse de sus hermanos cito a la chica, al llegar él la invito a sentarse y le ofreció café por lo que ella asintió. Preparando la taza con el liquido caliente el solo sintió unas suaves y firmes manos rodearle la cintura y con una fuerza sobrehumana sintió como ella le dio la vuelta frente a ella pegando su cuerpo con el de él, rápidamente lo sentó sobre el escritorio arrebatándole la camisa y tirándole los lentes, sobre el comenzó a besarle el cuello, el tratando de reaccionar la empujo hasta el otro lado de la habitación, recogió sus lentes del piso y cuando volteo a verla ella tenía una pluma sobre su propio cuello, riéndose  comenzó a perforarse el cuello una y otra vez, en shock y como pudo recobrarse intentó detenerla, le sujeto la mano y también quedó empapado de sangre. El director de la institución lo vio con el cuerpo de la joven en uno de sus brazos aun con los ríos rojos brotando y en el otro la pluma que le había quitado la vida. No hacía falta explicaciones.


Bruno y su esposa intentaron tener de nuevo otro bebé con extremos cuidados en su embarazo, el bebe nació con perfecta salud, pero a los trece días de nacido en una de sus siestas mientras su madre lavaba la ropa un gato atraído por el aroma a leche le devoro la cara al bebé.


Daniel ya en la calle se refugiaba en el bosque, se había quemado el rostro completamente para que no reconocieran quien era por su orgullo terco y machista, así pedía caridad en la calles, y se escondía de los demás por las noches.


Álvaro perseguido por la policía sin dinero y sin pertenencias comenzó a ponerse paranoico y ya no confiaba en nadie, veía en la calles que se burlaban de él, o que querían matarlo, se refugió en hospicios para los enfermos de piojos, trabajaba componiendo tractores de los pobladores, le pagaban lo suficiente para alimentarse hasta por tres días con su comida bien racionada, una noche al volver de uno de esos trabajos al refugio antes de llegar a la esquina escuchó es él, él lo hizo al dirigir su irada vio que lo señalaban a él, mirando hacia abajo el cuerpo de un niño pequeño que dormía también el refugió sin respirar y sin ropa. Solo le quedo correr, no sabía hacia donde solo corrió.


La mujer de Bruno se obsesionó con tener hijos así que rápidamente volvió a embarazarse, aun débil de salud tuvo a su hijo pero ella trece días después de que dio a luz murió por una infección en el útero.

Daniel se dio cuenta de su situación y mirándose el torso que una vez fue fornido  ahora estaba cadavérico y comiéndose así mismo. Arrastrándose se encamino a la que una vez fue su casa decidido a lo que tenía que hacer.

Álvaro no paraba de correr solo se detenía para dormir y seguir corriendo sin mirar atrás, su dinero y comida habían sido robados, el no supo hasta donde se dirigía hasta que se detuvo de golpe y frente a él, la puerta de la casa quemada que había pertenecido a sus padres.

Bruno tendió a su hijo en el sillón de la sala polvoriento de la casa de sus progenitores y se dirigió a buscar lo que él consideraba como su última salida. La escopeta de sus padres.

Daniel casi en la esquina escucho un disparo, hizo eco en todo alrededor se alarmó pero siguió hacia la entrada y escucho dos voces familiares adentro, escuchó otro disparó y un grito de una voz masculina que le helo el corazón y lo lleno de miedo, tembloroso abrió la puerta y reconoció a sus dos hermanos aunque no eran como los recordaba el sabía que ellos habían tenido el mismo destino que él.

Bruno encontró la escopeta de su padre decidido diviso que tenía dos disparos y tres recargas en una caja, se dirigió a la sala, y escucho que se abrió la puerta, era Álvaro, parecía otro, al principio pensó que era una aparición pero aún sin que le dijera nada sabía que venía por la misma idea, recargo la escopeta Álvaro se mantuvo callado, como si esperara su turno de lo que planeaba hacer, Bruno seguro apunto a su bebé de trece días y agitado y temblándo le disparó, inmediatamente se apuntó a la boca y disparó, aunque el estruendo fue el mismo de la escopeta solo salieron semillas de girasol. Recargo y volvió a dispararse con el mismo resultado.


Álvaro sabía que el llegar ahí era un mensaje de su destino, era una clarividencia de lo que tenía que hacer, abrió la puerta y observó a Bruno con la escopeta en las manos, el venía por lo mismo, de la desesperación lo único que podía pensar era en que se apurara para el terminar con su agonía, no se había percatado que había un bebé con el hasta que le disparo, se toco el pecho y abrió los ojos, no respiró, todo parecía ir más lento, vio a su hermano apuntarse y dispararse pero lo que vio salir fueron semillas que parecían de girasol, no podía creerlo, cuando recargo e hizo su segundo intento con el mismo resultado creyó que algo le pasaba a la escopeta, le arrebató la escopeta de las manos, Bruno parecía en estar en shock, la recargo cuidadosamente verificando que no había otra cosa en la cámara,  y ahora él se apuntaba directamente al corazón cerro los ojos y la accionó, brotaron miles de semillas más, miles de semillas de girasol, miró a su hermano a los ojos y Bruno gritó de la manera más aterradora que jamás hubiera escuchado.

Daniel aun con cautela abrió la puerta, justo en esa escena, reconoció a sus hermanos Álvaro solo volteó la cabeza con unos ojos sin vida y con una sonrisa le dijo a Daniel. 
No podemos morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario